Cuando me pidieron que escribiera sobre Al González, no dudé en la disposición para hablar sobre esta persona increíble. Los pensamientos que me hicieron pausar brevemente fueron: ¿cómo escribo de manera concisa sobre todas las grandes cualidades de un solo hombre?

Pero, después de pensar por un momento en quién representa Al, en el carácter de este hombre, en lo que ha sido y incluso en el hombre en el que se está convirtiendo, todo quedó muy claro. Al es un hombre según el corazón de Dios. En pocas palabras, es un hombre de Dios, perfeccionado en el horno de la vida, siempre dispuesto a ayudar a los demás, siempre dispuesto a servir y siempre dispuesto a dar gloria a Dios en todo lo que hace.

Como el barro en las manos del alfarero, ha dejado voluntariamente que Dios lo sazone y lo perfeccione para hacer lo que ha sido llamado a hacer: ayudar a otros en esta vida. Cuando hablas con Al, o Al te habla, sientes de inmediato la presencia de alguien sabio en sus consejos, que ha dejado que las experiencias de la vida le enseñen lo más importante y sabes que le importas genuinamente.

Ha logrado mucho en esta vida, en esta tierra, pero abunda en humildad. Podría gritar desde los tejados todo lo que Dios le ha permitido lograr: guerrero, conferencista motivacional, autor, líder, y así sucesivamente. Pero no lo hace, es un hombre de humildad y eso es lo que amo de Al. Aunque ha hecho todas estas cosas en las que la mayoría de los hombres serían altivos y orgullosos, él no lo es; se ve a sí mismo simplemente obedeciendo a Dios.

Ha servido a nuestro país heroicamente, ha servido a nuestra industria con firmeza y ha amado a sus equipos y a su familia como un líder servidor debería. Admiro a Al. Miro hacia arriba con respecto a este hombre. Me siento honrado de llamarlo amigo, mentor y confidente.

A medida que este mundo gira, parece que cada día hay menos hombres que viven para Dios, que se mantienen firmes en su compromiso de hacer las cosas bien y que son puros de principio a fin. Esto es lo que él es, lo que ves es lo que obtienes y lo que obtienes es un hombre increíble a quien yo emularía ser. Un hombre según el corazón de Dios.